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31.07.96
Un año sembrando flores, un año donde sonreír se volvió un acto revolucionario.
Un año donde proponerse lo imposible parecía lo más realista.
Desde que habitan el viento mis ojos se secaron. Hoy pierdo la voz y sólo me queda el cuerpo para invocarlos.
Sólo me queda bailar hasta la victoria de un mundo más justo, libre y amoroso, y si eso nunca llega entonces que el fin del mundo me agarre bailando.
Quisiera pronunciar un discurso que les hiciera justicia, pero la justicia hoy parece haber nunca existido.
Desde que se convirtieron en viento la lucha más difícil de sobrellevar es la propia.